miércoles, 24 de febrero de 2010

¿Escuela francesa o no?

Obtuve mi diploma de ingeniería estadística en el mes de julio del año 2003. Inmediatamente después, tuve mi primer trabajo en Casablanca. Fue en el departamento de Estrategia de Mercadotecnia de un gran banco marroquí fundado tras la independencia de Marruecos. Aterricé con una alma entusiastica y una cabeza llena de ideas frescas sobre la importancia de la formación y los valores del trabajo y del merecer.

Como en muchas de las estructuras arcaicas de mi país, los directores de ese banco eran sagrados, se consideraban como (pequeños) dioses. Estaban instalados en el octavo piso de la sede ¡directamente bajo el cielo donde hay el verdadero Dios! Encontrarlos en el ascensor o mirarlos pasando por casualidad era un evento especial del que los pequeños empleados se orgullecían y pasaban días mencionándolo en sus charlas del corredor.

Un día tuve que acompañar a mi jefe en una presentación destinada a nuestro director sobre un proyecto de Sistema de Información Geográfico. Él también era un "pequeño dios" que había estudiado en la escuela francesa Lyautey y luego en la universidad Paris Sorbonne. Mi jefe, una mujer que tenía un perfil un poco similar pero estaba provista de una mente más moderna, quiso introducirme a él: “le presento Hicham. Es nuevo en el departamento. Es nuestro estadístico”. Me miró durante un corto momento y me preguntó: “¿en qué liceo había estudiado usted?”. Respondí espontáneamente: “en el Liceo Hassan II de Tetuán”. Lo notó en un cuadernillo y volvió a la tema de la presentación.

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