jueves, 18 de marzo de 2010

Guernica


Ayer, busqué por Google la obra de Pablo Picaso “Guernica”, la imprimí e intenté describirla en un texto.

El cuadro es muy complejo, no puedo dominar lo con una sola vista global porque contiene más que nueve elementos que representan seres vivos además de algunos objetos. Cada uno de ellos es una obra artística aparte. El todo forma una escena que tiene lugar en una casa. Puedo ver paredes, esquinas, una ventana, una puerta abierta y una misa.

Todo es pintado en gris, negro y blanco, y cada centímetro del cuadro expresa tristeza y sufrimiento profundos.

En la parte derecha, cerca de la puerta un hombre aterrorizado, los ojos grandes, la boca abierta y los brazos arriba. Como si estuviese ahogándose entre las mandíbulas de una maquina de madera con dientes que quería devorarlo. A su lado, una ventana por la que otro hombre, con una expresión de tristeza en su rostro, parecía querer entrar trayendo un candil en su mano. Y a bajo por el suelo, una mujer arrastrando su pierna infectada como un soldado herido tratando de escaparse de una batalla.

En el medio del cuadro hay un caballo relinchando. Parecía sufrir y tener miedo igual que una presa caída en las manos de un depredador. No supe por qué hasta que identifiqué una lanza travesando su vientre. La pobre bestia está aplastando a un hombre tumbado en el suelo. Ese último parece ser un guerrero, está muerto tomando por su mano derecha una espada quebrada.

A la izquierda, una madre que lleva a su hija muerta en sus brazos, está mirando al cielo y gritando. La manera en la que sus ojos son dibujados denota que la pobre pueda haber perdido la razón. Cerca de ella, hay un toro perdido y confundido, y un pájaro herido sobre la misa.

Por fin, está colgada en el techo, una bombilla encendida que daba una luz intensa. Parece como un ojo divino observando lo que los humanos son capaces de cometer.

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